El español, que partía segundo, acaba 20 y perdió las opciones al salirse al inicio tras cambiar gomas de lluvia por seco. Realizó 7 paradas y ahora es cuarto a 25 puntos de Power.
madelpozo/indycarpress
Si una carrera de IndyCar es impredecible en circunstancias normales, cuando aparece la lluvia intermitente y se encadenan trompos, banderas amarillas y paradas en boxes, el asunto ya es una locura. Y eso fue lo que ocurrió en el GMR Grand Prix. Palou, que llegaba líder, tuvo que hacer ¡siete paradas! y se dejó sus opciones al principio, cuando trompeó y perdió vuelta.
Como decimos, fue una carrera muy complicada para Álex Palou en un fin de semana que pintaba a lo grande para el español. Partía segundo el campeón, con la pista húmeda y gomas de agua. Salvó el de Ganassi la delicada salida, solo cedió una plaza, pero al pasar a los neumáticos lisos se fue al verde, caló el coche y al fondo del grupo.
A partir de ahí cambió todo para él, cola del pelotón y con una estrategia suplicando por lluvia o banderas amarillas. Algo. Y sucedió todo. Varias veces pero nunca pudo aprovecharlo del todo el barcelonés. Desde el box animaban al campeón a empujar y escalar todo lo posible. Tampoco le fueron mejor las cosas a Newgarden, 25º, y McLaughlin, quien sobrevivía en en el top-10 pero erró la estrategia y acabó 18. Así les fue a los primeros de la general, mientras que por delante, había valientes a por todo como Herta, líder, salvando cruzadas imposibles, seguido por los dos McLaren, O’Ward y Rosenqvist. Mientras se esperaba la lluvia seguían pasando cosas en pista: Dixon sin combustible, Dalton Kellett al muro provocando una amarilla que Palou no pudo aprovechar para desdoblarse.
Lo intentó arriesgando en esa amarilla para poner los Firestone de lluvia, rezando al cielo o a más incidentes, que llegó justo con el drama de McLaren en la relanzada, cuando O’Ward trompeó y en el giro golpeó a su compañero Rosenqvist y arruinó la hasta el momento buen carrera de ambos. Por entonces, la locura en pista ya era total, con mezcla de neumáticos lisos y rayados y todas las estrategias en la basura. Sólo valía la clasificación, que se movía en cada curva en las posiciones del medio pero que dejaba a Herta y McLaughlin (antes de su hundimiento) como los líderes y decía que la apuesta por los neumáticos de agua no era la correcta en ese momento. Adiós a la carrera, para Palou, ya con el objetivo de sumar el máximo número de puntos posibles. Acabo 20º
La prueba continuó con constantes trifulcas, banderas amarillas, idas y venidas a los neumáticos de agua y seco y vuelta para atrás, trompos, toques e incluso amago de dar por finalizada la la acción. Un despropósito inexplicable. Solo estaba claro que no se iban a completar todas las vueltas previstas, y se finalizaría con tiempo máximo permitido de dos horas. Y en esa locura reinó Herta, primera de Andretti, con Pagenaud segundo y Power, tercero y nuevo líder del campeonato con 12 de ventaja sobre Mclaughin, 15 sobre Newgarden y 25 sobre Palou, que perdió el liderato y en las 500 Millas querrá revancha.
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